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¿Qué es de la vida de? Paula Pastrana (exjugadora del Unión Magdalena).

Escrito por: Lorena Montaño.

La vida de la caleña Paula Pastrana ha sido un “subibaja”, el inicio de la primera liga profesional en el país fue ese momento que tanto estuvo esperando, donde se preparó desde muy pequeña hasta llegar a Barranquilla donde puso a disposición su talento en varios equipos aficionados de la ciudad, inclusive, logró ser parte de selecciones Atlántico durante un tiempo.


Unión Magdalena le abrió las puertas para “cumplir ese sueño” del que tanto se esforzó.

“La experiencia fue brutal, a pesar de que nos tocó irnos al Carmen de Bolívar porque el estadio en Santa Marta lo estaban construyendo sino estoy mal, tuve la fortuna de encontrarme con personas que me hicieron crecer en todos los sentidos, con un DT y un preparador físico que aunque me costó bastante ganarme su confianza, entrenando casi el doble, lo logré e hicimos un gran papel en lo que a mí respecta, porque logramos realmente formar un equipo de fútbol profesional, cuando al inicio hasta nosotras mismas dudábamos de poder lograrlo”.


El pasar de aficionado a profesional, fue duro, se cree que para la mayoría que en ese año dieron sus primeros procesos en la gran esperada liga. La mentalidad era totalmente distinta, “obviamente es muy duro al comienzo porque la idea de fútbol profesional que la mayoría teníamos en la cabeza no era ni el 1% de la realidad, por lo cual la pretemporada nos dio muy duro a todas o por lo menos las que no habíamos llegado a ese nivel y el estrés cuando ya se entra a competencia es tremendo”.

A pesar de las ganas de superarse, siempre hubo obstáculos que las hacían tambalear, un poco más a ella que no estaba acostumbrada a ese tipo de situaciones.

“Me golpeó bastante la situación económica en la que vivíamos todas, nos dividieron en tres casas, además de la de las refuerzo que eran dos venezolanas super calidosas, dos de 6 o 7 jugadoras y la mía, que era de 9, tres jugadoras por cuarto. Realmente la casa era grande, las camas bien y contábamos con aires acondicionados, pero era muy difícil porque primero a cada casa le daban una mensualidad para la comida de todas, y era una pelea siempre, porque nosotras éramos más y nos daban los mismos 400 mil mensuales para comer nueve personas; era absurdo y habían algunas que les daban hasta más y eran menos personas que nosotras. Aparte era preocupante la falta de agua, no siempre nos llevaban el agua potable a tiempo y era bastante difícil ese aspecto”.

Para completar la situación que les tocaba afrontar, les pagaban el mínimo y con ellos tenían que cubrir los costos de los pasajes (vivían en el Carmen de Bolívar y les tocaba desplazarse al estadio), completar la alimentación, eso sí recalca que el alojamiento siempre lo pagaba el club.


Todo eso ella lo tomó como aprendizaje para su vida, siempre fue agradecida con los profesores que metieron las manos por ellas, y que explotaron lo mejor de cada una en el campo,fue titular en todos los partidos donde se destacó; eso hizo que Alianza Petrolera pusiera los ojos en ella, y mientras comenzaba el torneo profesional en el 2018, pudo estar en la plantilla para jugar DIFUTBOL.

“Al comienzo todo perfecto, aparta hotel bonito, un auxilio, entrenamientos bien y prospecto perfecto. Cuando me lesioné el deportólogo del equipo profesional masculino, porque obviamente no teníamos médico, teníamos fisioterapeuta; me diagnosticó mal, muy mal, me dijo que solo era colateral y en un mes estaba lista. Entrené 3 semanas gimnasio, pesas, fuerza, todo y la rodilla seguía bloqueándose, el fisio insistía en que me hiciera una resonancia por mi parte porque no era normal y bueno, a las 3 semanas ya estaba yo por mi cuenta, sola, en Bucaramanga realizándome los exámenes, porque menos mal tenía medicina prepagada y una casi hermana que me hospedó esa semana. Ligamento cruzado, reconstrucción total de menisco y colateral fueron las lesiones que tuve, el deportólogo que era especializado en rodillas me regañó y me mandó enseguida a andar en muletas. Informé al club, no les importó, me operé y a la tercera semana de operada, en muletas, me monté a un bus directo a Barrancabermeja otra vez para poder empezar terapias, que eso sí me lo cubrió el club. No respondieron por medicamentos, los controles mensuales era una pelea que me los cubrieran con viáticos, mi pago mensual era menos de un mínimo y tampoco me lo pagaban a tiempo, habían días que no tenía que almorzar sinceramente, porque no podía estar molestando a mis padres, era mi responsabilidad estar en esa situación y responsabilidad del club responder por lo menos con eso, pero por suerte conté con el fisio que fue el que me ayudó y guío en esos momentos”.


Todas esas malas fortunas hicieron que poco a poco se fuera alejando del fútbol, se sintió decepcionada. Antes de empezar su carrera en el fútbol estudió Fotografía. Aunque no está dentro de una cancha, sí sigue vinculada con el fútbol, en la actualidad ella es la Jefe de Prensa de Boca Juniors Cali, equipo que juega el Torneo Betplay.



“Aún practico bastante deporte, no jugaba casi ya porque no me daba el tiempo y pues ahora con la pandemia menos. No puedo negar que sigo soñando con jugar pero hasta que no logre algunas metas personales que tengo, no volveré a proyectarme en el fútbol”.

pesar de todas estas malas situaciones, deja la puerta abierta para un regreso al fútbol profesional, no oculta su tristeza al saber que se proyectaba para llegar a selección Colombia, sueño que cualquier jugadora tiene y como dice ella, sería algo “brutal”.

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